¿Qué hacemos cuando vislumbramos las soporíferas pautas y términos de utilización de algo? Salvo que sea una cuestión muy importante, por lo general seguimos adelante. Es más: hay un conato de lectura que se pierde en la nada, porque suponemos que cualquiera sea nuestra respuesta la ecuación no se modificará. Bueno: Whatsapp estaría rompiendo ese paradigma con sus flamantes reglas, ya que pondría al usuario en una situación de callejón sin salida. Como siempre, te traemos la mejor información. Una nota ideal para los que utilizan este servicio de mensajería ¡No te la pierdas!

¿Qué entendemos por amenaza? Seguramente una advertencia, una especie de exhortación que nos dice que si seguimos tal derrotero las cosas no saldrán bien, serán un tanto negativas. Entonces lo lógico ante la amenaza es que la consideremos vacua, sin sentido o actuemos conforme a ella. En el caso de mayor servicio de mensajería del mundo convendría tomar la segunda opción, ya que el hecho de no seguir sus directrices te llevaría a abandonarla para siempre. 

Para ser ilustrativos arriba está  la imagen que tendría que aparecer a todos los usuarios del mundo. Hasta hace poco no era así: existía una disyuntiva entre oprimir Aceptar o Aún no, en relación al beneplácito para los nuevos términos y pautas del servicio. La cuestión es que, al parecer, la mayoría de las personas en el globo presionaban continuamente la segunda.  No sabemos si por pensar que nada malo podía suceder o porque no le gustaba la situación planteada ¿Y qué es lo que genera tanto alboroto? Básicamente, Whatsapp quiere compartir tu número de teléfono con Facebook para otorgarle a éste la capacidad de amoldar mejor la publicidad a tu perfil. A muchos no gustó esto, aunque habría que preguntarse si ya esa data valiosa no es parte de la red social más famosa del mundo.

Sin embargo, el mensaje es diáfano. Es una especie de gusto, a partir de la presión, que puede darse una aplicación que consta de 1000 millones de usuarios mensuales activos.  Es decir, en los peores de los casos se sabe que el éxodo será escueto. El traslado a servicios análogos no es lo mismo, ya que tienen funcionalidades distintas (pensemos en Snapchat) o no son tan renombrados. Además que parece una empresa ardua llevar a todos los contactos de uno, en una suerte de peregrinación virtual, a otros terruños.  Una alternativa es el accionar estatal y el mejor caso lo da Alemania, poniéndole un freno a Facebook.

Para el resto, si no pasa algo similar al país germánico, sólo queda una opción: si quieres seguir en Whatsapp, debes acatar sus condiciones.